costra láctea del bebé

¿Qué es la costra láctea del bebé?

La llegada de un bebé al hogar trae consigo muchas alegrías y también algunos desafíos, entre ellos, el cuidado de su delicada piel. Uno de los problemas cutáneos más comunes en los recién nacidos es la costra láctea. A pesar de su nombre, esta afección no está directamente relacionada con la leche materna, como a menudo se piensa, sino que tiene más que ver con factores hormonales y del desarrollo de la piel en los bebés. En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la costra láctea, cuáles son sus causas, cómo tratarla adecuadamente y qué medidas preventivas se pueden tomar para cuidar la piel de nuestro pequeño.

¿Qué es la costra láctea y cuál es su causa?

La costra láctea es una forma de dermatitis seborreica infantil,  una afección cutánea común en bebés recién nacidos y lactantes. Suele aparecer en los tres primeros meses de vida y acaba resolviéndose con el tiempo. Se manifiesta como una capa escamosa de color blanco o amarillento en el cuero cabelludo del bebé, aunque también puede aparecer en otras áreas como la frente, las cejas, las orejas y los pliegues del cuerpo. Contrario a lo que su nombre sugiere, la costra láctea no está relacionada con la leche materna ni con la alimentación del bebé, sino que se debe a una combinación de factores hormonales y del desarrollo de la piel.
 
Actualmente, el origen preciso de la costra láctea sigue siendo desconocido, pero existen dos teorías principales que intentan explicar su aparición:
 
    • La primera hipótesis sugiere que las hormonas maternas que permanecen en la sangre del bebé después del parto pueden activar las glándulas sebáceas, lo que lleva a una sobreproducción de sebo. El sebo es una sustancia oleosa compuesta principalmente por grasas que normalmente ayuda a hidratar la piel. Sin embargo, cuando se produce en exceso, los corneocitos, que son células muertas en la capa externa de la piel, no se desprenden como deberían, sino que permanecen adheridos a la superficie de la piel.
    • La segunda hipótesis se centra en la posible proliferación excesiva de un tipo de hongo llamado Malassezia, que es parte de la flora normal de la piel humana. En los bebés que desarrollan costra láctea, se postula que este hongo descompone el sebo, consumiendo los ácidos grasos saturados y liberando ácidos grasos insaturados. Estos últimos, al acumularse como residuos, podrían iniciar un ciclo continuo de producción de sebo y acumulación de células muertas en la piel del bebé, perpetuando así la condición.
 

Factores como el clima, la genética y la higiene también pueden influir en la aparición de la costra láctea. Por ejemplo, se ha observado que la afección tiende a ser más común en bebés que viven en áreas con climas fríos y secos, así como en aquellos cuyos padres tienen antecedentes de dermatitis seborreica u otros trastornos cutáneos.

Síntomas y diagnóstico de la costra láctea del bebé

Los síntomas típicos de la costra láctea incluyen la presencia de escamas grasas o costras en el cuero cabelludo del bebé, que pueden variar en color desde blanco hasta amarillento. Estas escamas pueden adherirse al cuero cabelludo y ser difíciles de desprender sin causar irritación. A diferencia de la dermatitis atópica, no suele producir picor, por lo que su aparición no se ve acompañada de irritabilidad en el lactante. 
 
Aunque la costra láctea en sí misma no suele causar picazón ni molestias en el bebé, la presencia de costras gruesas o una inflamación alrededor del área afectada pueden indicar la necesidad de tratamiento médico. El diagnóstico de la costra láctea suele basarse en la apariencia característica de las lesiones y en la historia clínica del bebé. En algunos casos, un médico puede realizar una evaluación física para descartar otras afecciones cutáneas similares, como la dermatitis atópica o la psoriasis.

Tratamiento y cuidado

Aunque la costra láctea no suele requerir tratamiento médico, existen varias estrategias que pueden ayudar a controlar los síntomas y promover la curación. Uno de los enfoques principales es mantener el cuero cabelludo del bebé limpio y bien hidratado. Se recomienda lavar suavemente el cabello del bebé con champú suave y agua tibia, evitando frotar vigorosamente el área afectada para no irritar la piel.

Además, se puede aplicar una pequeña cantidad de aceite vegetal, como aceite de oliva o aceite de almendras, sobre las costras antes de bañar al bebé para ayudar a aflojarlas. Después del baño, se puede usar un peine de dientes finos o un cepillo suave para eliminar suavemente las escamas sueltas. Es importante evitar rascar o arrancar las costras, ya que esto puede causar irritación y aumentar el riesgo de infección.

En casos más severos o persistentes de costra láctea, un médico puede recomendar el uso de champús medicados o cremas tópicas para ayudar a controlar la producción de sebo y reducir la inflamación. Estos tratamientos suelen contener ingredientes como el ácido salicílico o el ketoconazol, que pueden ayudar a eliminar las escamas y prevenir la recurrencia de la afección.

Prevención de la costra láctea

Prevenir que nunca aparezca es difícil y más partiendo del punto que su origen preciso es desconocido, sin embargo, el lavado diario con el champú es una buena estrategia para ir retirando diariamente la escamas y así evitar su acumulación. Evitar el uso excesivo de productos para el cabello y la piel, así como los champús con ingredientes irritantes, también puede ayudar a prevenir la irritación y el desarrollo de costra. A su vez, es importante proteger al bebé del frío y de los cambios bruscos de temperatura, ya que el clima seco y frío puede agravar la sequedad de la piel y aumentar el riesgo de costra láctea.
 
Además de los métodos mencionados anteriormente, es importante destacar la técnica adecuada para peinar al bebé y eliminar las costras de manera segura. Al peinar al niño, es crucial hacerlo en el sentido del crecimiento del cabello utilizando un cepillo suave. Peinar en la dirección opuesta podría resultar en la extracción no solo de las costras, sino también del cabello del bebé, lo que podría causar molestias e irritación en su delicada piel. Por lo tanto, se recomienda seguir el sentido natural del crecimiento del pelo y usar un cepillo suave para deshacerse suavemente de las costras sin dañar la piel o el cabello del bebé. Esta práctica también puede ayudar a estimular la circulación sanguínea en el cuero cabelludo y mejorar la salud general del cabello del bebé.

Pronóstico

En la mayoría de los casos, la costra láctea alcanza su punto máximo alrededor de los tres meses de edad, afectando aproximadamente al 70% de los bebés. Después de este período, suele disminuir gradualmente y desaparecer por completo alrededor del primer año de vida.

Sin embargo, alrededor del 7% de los niños pueden seguir experimentando síntomas incluso en su segundo año de vida. En estos casos menos comunes, la costra láctea puede persistir hasta los cuatro años de edad antes de desaparecer por completo.

Es importante destacar que algunos estudios sugieren que los casos más graves o persistentes de costra láctea podrían indicar una predisposición a desarrollar dermatitis atópica en el futuro. Por lo tanto, es fundamental estar atentos a cualquier cambio en la piel del bebé y consultar a un médico si los síntomas persisten o empeoran.
 
En conclusión, la costra láctea es una afección cutánea común en bebés recién nacidos y lactantes, causada por una combinación de factores hormonales, genéticos y ambientales. Aunque suele ser inofensiva y no requiere tratamiento médico, puede resultar molesta para los padres debido a su apariencia poco atractiva. Con una adecuada higiene y cuidado de la piel, así como el uso de tratamientos tópicos cuando sea necesario, la mayoría de los casos de costra láctea pueden controlarse de manera efectiva y prevenirse complicaciones. Siempre es importante consultar con un médico si se observan signos de inflamación o infección en el área afectada, para recibir el tratamiento adecuado y evitar posibles complicaciones.

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